La Reconquista se divide en tres periodos:
Dominio Musulmán. S. VIII-X
Domino Variado. S. XI-XIII
Dominio Cristiano S. XIII-XV
El origen de los reinos cantábricos[]
Asturias[]
Tras la derrota de Guadalete (fin de la conquista musulmana), algunos nobles visigodos huyeron a la Cordillera Cantábrica.
Pelayo, un noble visigodo, obtuvo una victoria contra los musulmanes junto a la cueva de Covadonga (Asturias), siendo el inicio de la Reconquista.
Sus sucesores, Alfonso I y Alfonso II, crearon un reino alrededor de Oviedo, y ocuparon parte de Galicia.
León[]
En la segunda mitad del S. IX, Alfonso III ocupó hasta el río Duero, la tierra de nadie.
La capital se trasladó a León, para controlar mejor el reino, cambiando el nombre del reino desde Asturias a León.
Al-Mansur (Almanzor), como califa del Califato, saqueó muchas ciudades Leonesas, frenando la Reconquista temporalmente.
Castilla[]
Castilla, que era parte del reino de León, pasó a ser gobernado por un conde que dependía de León, Fernán González. Éste se independizo de León.
Tras incorporarse a Pamplona, y la división de ella por Sancho III entre sus hijos, Fernando I se autoproclamó rey de Castilla.
Los primeros condados y reinos pirenaicos[]
La Marca Hispánica[]
Carlomagno realiza expediciones contra Al-Andalus, en el S. VIII.
Conquistó Pamplona, Jaca, Girona y Barcelona, pero sin llegar hasta el río Ebro, para controlar Zaragoza, Huesca y Tortosa
Los francos crearon la Marca Hispánica, una franja protectora dividida en condados (reinados por condes), que protegía la frontera Sur de su reino.
A la muerte de Carlomagno, los condes convirtieron su cargo en hereditario y se desvincularon del reino franco.
Reino de Pamplona[]
A principios del S. IX, el conde de Pamplona, Íñigo Arista, se independizó.
Alrededor el año 830, sus gobernantes se titularon reyes, creando el Reino de Pamplona.
En el S. X, Sancho Garcés I, amplió su reino considerablemente.
En el S. XI, Sancho III el Mayor unificó los territorios de Castilla, Pamplona y Aragón. A su muerte, queda dividida entre sus hijos.
Reino de Aragón[]
En el S. IX, los condados Aragoneses (Aragón, Sobrarbe y Ribagorza) se independizaron de los francos.
En el S. X, tras unirse temporalmente a Pamplona, y ser repartida entre los hijos de Sancho III, Ramiro, uno de sus hijos, unificó de nuevo los condados, proclamándose el primer rey de Aragón.
Los condados catalanes[]
Tras varios intentos de independización, finalmente se independiza con Borrell II en el año 987, convirtiendo sus cargos en hereditarios.
La expansión territorial de los siglos XI y XII[]
El sistema de parias[]
Tras la descomposición del Califato de Córdoba en taifas (1031), comenzó un periodo en el que los reinos cristianos iniciaron una fuerte presión militar sobre las taifas.
Los reyes musulmanes intentaron detener los ataques cristianos comprando la paz, con parias.
Gracias a las parias, los reinos cristianos reforzaron su poder militar, así siéndoles más fácil conquistar a los musulmanes.
La conquista del valle del Tajo[]
Fernando I unió el reino de León a su corona, y conquistó los terrenos despoblados, hasta Ávila.
Su hijo, Alfonso VI llegó a ocupar hasta más allá del Tajo, así controlando Toledo.
La conquista del valle del Ebro[]
El rey de Aragón, Alfonso I el Batallador, conquistó Zaragoa y sus alrededores.
Más tarde Alfonso II conquistó Caspe, fundando Teruel y conquistando el resto de Aragón.
Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, conquistó Tortosa y Lleida, unificando los condados catalanes y el reino aragonés en la Corona de Aragón.
La llegada de los almorávides[]
Los monarcas islámicos, al no poder detener a los cristianos, decidieron llamar a los almorávides, guerreros del imperio islámico norteafricano, para defenderles.
Entre los años 1086 y 1109, los almorávides llegaron muchas veces a la península y derrotaron a los reyes cristianos.
Las taifas cayeron en manos de los almorávides, ya que no pudieron mantener su independencia.
Hacia el 1146, los almohades, el nuevo imperio islámico norteafricano, llegaron a la península Ibérica y dominaron Al-Andalus.
La repoblación de los territorios conquistados[]
La ocupación del territorio[]
Repoblación: ocupación de tierras que habían sido mantenido deshabitadas o que los reyes cristianos habían conquistado a los musulmanes.
Las tierras conquistadas pasaban a ser propiedad el rey, que entregaba a:
Nobles por sus servicios militares
Monjes para construir monasterios
Campesinos
Los nuevos repobladores procedían de los núcleos cristianos, o mozárabes que recibían beneficios recogidos en una carta de poblamiento.
Las repoblaciones libres[]
Pequeñas propiedades libres (minifundios)[]
A mediados del S. IX, se repobló el valle del Duero y el Sur de los condados pirenaicos. Cada campesino tení una pequeña parcela de tierra (alodio) y se formaron comunidades (villas).
Los habitantes de las villas se reunían en concejos, donde decidían asuntos de interés colectivo.
Repoblación nobiliaria y monástica (latifundios)[]
A partir del S. XI, la necesidad de defenderse de los ataques musulmanes fortaleció a los nobles y monjes, que poseían castillos y monasterios protegidos.
Muchos campesinos tuvieron que ser protegidos por un señor, que tomaba sus tierras y los convertía en siervos.
Las repoblaciones concejiles[]
A partir del S. XII, tras la conquista de zonas densamente poblada por musulmanes, la repoblación cambió.
Al necesitar la protección definitiva de los ataques musulmanes, la repoblación era colectiva, dirigida por nobles y eclesiásticos.
Los reyes organizaron la repoblación de las ciudades fronterizas (repoblación concejil), en la que daban privilegios (fueros) a los habitantes que se trasladasen a ellos.